Epilepsia
Definición
Las manifestaciones clínicas van a depender del tipo de crisis con la que se presenten y del área cerebral que resulte afectada.
La epilepsia constituye un conjunto de síndromes clínicos que se caracterizan por la aparición de episodios reiterados de alteraciones transitorias de la función del cerebro, a los cuales se los denomina crisis. La OMS exige que para que sea considerada como tal debe existir una repetición de las crisis durante cierto tiempo, generalmente en forma espontánea e imprevisible, sin un factor causante evidente.
Las crisis epilépticas se producen por una descarga repentina de las neuronas del cerebro, capaces de provocar manifestaciones clínicas evidentes, tanto para la persona como para el observador.
En cuanto a la incidencia de la enfermedad, se acepta que se producen entre 25 y 70 casos nuevos por 100.000 habitantes por año. La mayor prevalencia se observa en los niños, principalmente en la primera década de la vida, siendo mayor en el primer año de vida. Por el contrario, la menor prevalencia ocurre en los adultos, pero vuelve a aumentar en las últimas décadas.
La mortalidad de la epilepsia es baja, por lo que se la puede considerar como una causa menor de mortalidad.
Cuadro Clínico
Las manifestaciones clínicas van a depender del tipo de crisis con la que se presenten y del área cerebral que resulte afectada. Podemos clasificarlas de la siguiente manera:
En pocos casos se ha recurrido al tratamiento quirúrgico, sobre todo en epilepsias focales, siempre que sean intratables con medicamentos.
• Crisis Parciales (o focales): la descarga de neuronas se limita a una parte localizada del cerebro. A su vez, podemos dividirlas en parciales simples, con movimientos secuenciales de una parte del cuerpo, giro de la cabeza, detención del leguaje, vómitos, palidez, sudación, destellos de luz, pinchazos, distorsión de la memoria, del tiempo, etc.; y parciales complejas, con alteración de la conciencia desde el comienzo o una progresión de una crisis parcial simple.
• Crisis Generalizadas: en las que se afecta gran parte del sistema nervioso. Entre las que se destacan: las ausencias, donde hay una interrupción brusca de la actividad neuronal, con la mirada perdida, en algunos casos rotación de los ojos que duran desde segundos a minutos; las crisis tónico-clónicas, comienzan con pérdida brusca de la conciencia, contracción muscular, dificultad para respirar, grito o quejido y la persona cae al suelo y realiza sacudidas, para finalmente producirse la relajación; las crisis mioclónicas, son contracciones repentinas, breves, generalizadas o afectan una parte del cuerpo como la cara u otra parte del cuerpo; las crisis atónicas, pérdida brusca del tono muscular que provoca desde una simple flexión de la cabeza hasta la caída al suelo, la pérdida de la conciencia es momentánea.
Tratamiento
No debe limitarse sólo a la administración de medicamentos el tratamiento de la epilepsia, sino que debe tenerse en cuenta la realidad global de la persona enferma, para ser abordada en forma multidisciplinaria.
Los medicamentos son imprescindibles, ya que pueden transformar la vida de la persona desde un estado incapacitante a otro de libertad y desarrollo personal.
Entre los medicamentos que se utilizan podemos destacar el fenobarbital, fenitoína, primidona, carbamazepina, ácido valproico, etosuximida y benzodiacepinas. La droga de elección va a depender del tipo de crisis que presenten estas personas.
En un reducido número de los casos se ha recurrido al tratamiento quirúrgico, en los casos de epilepsias focales. Un requisito básico es que sean intratables con los medicamentos actuales.
martes, 8 de noviembre de 2011
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